viernes, 21 de diciembre de 2018

Santiago de Cuba. Son, bolero y cultura



Denis Morales / Crea tu insignia








Ampliar fotoLo primero que uno ha de saber al llegar a Santiago es que se encuentra en la ciudad más caribeña y mestiza de Cuba. Si Cuba es calor, Santiago es más calor, fuego en invierno y en verano. Si Cuba es calle, Santiago es más calle. Si Cuba es música, Santiago es la cuna del bolero, de la trova, del son. Y si Cuba es hospitalidad, eclecticismo, mezcla, Santiago es su verdadera capital, quizás por eso aquí amanece una hora antes que en La Habana.

Al compás de Santiago de Cubaampliar foto


Habían pasado 415 años de su fundación por Diego de Velázquez —el 25 de julio de 1515— cuando llegó el poeta Federico García Lorca y quedó atrapado: “¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas! / Iré a Santiago. / ¡Oh cintura caliente y gota de madera! / Iré a Santiago. / ¡Arpa de troncos vivos, caimán, flor de tabaco! / Iré a Santiago”. En 1930, a Lorca le fascinó la personalidad y carácter de la ciudad más oriental de la isla, imposible de entender sin su integración en el majestuoso paisaje de la Sierra Maestra y el abrigo de la bahía santiaguera, en cuyas riberas nació la población. Le impresionó el color de su piel, el carácter extrovertido y alegre de sus gentes, la plasticidad de sus bailes y ritmos y la silueta ondulante de su trama urbana, adaptada a la topografía accidentada del terreno, donde es preciso ascender o descender constantemente, de ahí sus calles escalonadas, los balcones naturales y las pendientes que proporcionan hermosas perspectivas y hacen de Santiago un mirador excepcional.




Músicos frente al Museo El Carnaval de Santiago de Cuba.ampliar foto
Músicos frente al Museo El Carnaval de Santiago de Cuba.


Viajar a Santiago es una experiencia sensorial. Son muchos los placeres que la ciudad y su entorno proporcionan al visitante: recorrer las bulliciosas calles Enramadas, Aguilera o Heredia, arterias vitales donde palpita el espíritu de la vida santiaguera; tomarse un ron añejo escuchando inmortales sones del Trío Matamoros y Compay Segundo en la Casa de la Trova (donde prevalece el refrán “La Trova sin trago se traba”); llegar hasta el cercano poblado El Caney (a unos pocos kilómetros), cuna de las ricas frutas del famoso pregón y escenario de los últimos combates entre cubanos, norteamericanos y españoles durante la guerra de Independencia; visitar la antigua plantación cafetalera La Isabelica, en las laderas de la Gran Piedra, creada por inmigrantes franceses en su huida de la revolución negra de Haití; navegar por las aguas de la bahía y bordear el poblado marinero de Cayo Smith, La Socapa y Punta Gorda, áreas de recreo y veraneo creadas por la burguesía en la década de 1920; extasiarse ante la visión del impresionante castillo de San Pedro de la Roca al atardecer; arrollar con una conga en las calles en época de Carnaval o peregrinar hasta el pueblito de El Cobre, donde se encuentra el santuario que guarda la imagen de la patrona de Cuba y tiene su sede la increíble ­Steel Band que dirige Hermes Ramírez.




La avenida Michaelsen, en Santiago de Cuba.ampliar foto

En marzo de 2012, Benedicto XVI vio actuar a Hermes y su grupo al subir a El Cobre, en la cordillera del mismo nombre, a 25 kilómetros de la ciudad. El Papa quedó impactado y eso que la banda solo interpretó para él el Ave María y Virgen Mambisa, y no oyó sus versiones salvajes de Bacalao con pan, de Chucho Valdés, y sus calipsos, sones y bailables cubanos, que hacen a los santiagueros perder la cabeza y la cintura. “La música es el hombre escapado de sí mismo”, resume Hermes, que piensa que, en cierto modo, ese es también el espíritu de Santiago: la ciudad es de carne y hueso, entra en trance, baila, bebe, sufre y goza igual que sus habitantes, por eso los sentidos explotan cuando en la calle suena la corneta china en una conga.




El castillo del Morro, en la entrada de la bahía de Santiago de Cuba.ampliar fotEl castillo de El Morro

Santiago aporta tres referencias a la lista del patrimonio mundial. El primero es el castillo de San Pedro de la Roca o castillo del Morro, impresionante obra de ingeniería militar edificada durante el siglo XVII por Juan Bautista Antonelli, El Mozo. A la entrada de la bahía, la fortaleza fue testigo de acontecimientos históricos como la batalla naval en la que fue hundida la escuadra del almirante Cervera, el 3 de julio de 1898, que marcó el final del imperio colonial español y abrió las puertas a la intervención norteamericana y a la posterior independencia de Cuba. Esta fortificación abaluartada, que se despliega en sucesivas terrazas hacia el mar combinando formas geométricas y simetrías perfectas, es una de las más importantes construidas por los españoles en América.





La tumba de Compay Segundo en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.ampliar foto
La tumba de Compay Segundo en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.  EFE


El segundo tesoro es el paisaje arqueológico de las primeras plantaciones de café, que incluye los vestigios de 171 edificaciones agroindustriales de finales del siglo XVIII y principios del XIX. El conjunto es muestra de la influencia de la inmigración franco-haitiana, que trajo consigo en el sureste de Cuba elementos de una cultura que nada tenía que ver con la de la colonia española, y no solo por la obra arquitectónica, ingenieril o hidráulica construida, sino también por la música, la danza, la gastronomía, la religión, el arte y por los gustos y costumbres que importaron, y cuya huella puede observarse en barrios de la ciudad como el Tívoli o en la calle del Gallo.




Juan Manuel Villy Carbonell, 'El Benny', en el café La Isabelica de Santiago de Cuba.ampliar foto
Juan Manuel Villy Carbonell, 'El Benny', en el café La Isabelica de Santiago de Cuba. 


“En cada cafetal había una biblioteca y un piano”, cuenta el conservador de la ciudad, Omar López, que para explicar la importancia de la huella francesa en Santiago ha creado en la Casa Dranguet el Centro de Interpretación y Divulgación del Patrimonio Cultural Cafetalero. Situada a un costado de la antigua plaza de Armas, ocupa una hermosa casona colonial con influencias neoclásicas perteneciente a un rico hacendado cafetalero, un ejemplo típico de la arquitectura doméstica santiaguera.




El Parque Céspedes, en Santiago de Cuba.ampliar foto
El Parque Céspedes, en Santiago de Cuba. 


Por último, y derivada también de esta huella, en 2003 se declaró patrimonio inmaterial de la humanidad la Tumba Francesa La Caridad de Oriente, agrupación músico-danzaria fundada el 24 de febrero de 1862 por esclavos haitianos que acompañaron en su huida de Saint-Domingue a los colonos franceses. Hoy la dirige Andrea Quiala Venet y cada semana recrea en su sede aquellos elegantes bailes de salón aprendidos por los esclavos de sus amos: minués, rigodóns y carabinés de estilo versallesco, pero interpretados al ritmo de los tambores africanos. Tan singular como esta cultura mestiza y el don de gentes de sus habitantes es el urbanismo y la arquitectura de Santiago. La Maqueta de la ciudad es un buen lugar para comenzar a sumergirse en su riqueza. Reproduce a escala las 320 hectáreas de su centro histórico, con sus más de 500 edificios de alto valor patrimonial y otras áreas importantes como el hermoso reparto de Vista Alegre (construido en la primera década del siglo XX para las clases adineradas siguiendo los modelos anglosajones de la Ciudad Jardín y de la finisecular City Beautiful norteamericana) o el cementerio de Santa Ifigenia, monumento nacional, donde está el mausoleo del héroe nacional José Martí, las tumbas de los padres de la independencia y también la del líder de la revolución cubana, Fidel Castro, además de los restos de los grandes trovadores del país, de Miguel Matamoros a Compay Segundo, pasando por Ñico Saquito y Pepe Sánchez.




La calle de Bartolomé Masó, en el centro histórico de Santiago de Cuba.ampliar foto
La calle de Bartolomé Masó, en el centro histórico de Santiago de Cuba. 


Parque Céspedes, la plaza principal

Vista la Maqueta, lo mejor que uno puede hacer es echarse a la calle y dejarse llevar hasta el Parque Céspedes, la plaza principal. A diferencia de la plaza de Armas de La Habana, que preservó su imagen colonial, el espacio fundacional de Santiago es fundamentalmente ecléctico, reflejo del afán de modernidad y renovación de las clases dominantes y los sectores más cultos a comienzos del siglo XX, cuando la ciudad experimentó una profunda transformación al perder peso la herencia colonial en favor de nuevas ideas arquitectónicas y urbanas. Desde su creación en el siglo XVI, el Parque Céspedes, antaño plaza Mayor, plaza de Armas y plaza de Isabel II, fue el centro político, religioso, administrativo y social. Aquí está la llamada Casa de Velázquez, probablemente la más antigua de Cuba, que fungió como Casa de Contratación y fue residencia de los gobernadores y de importantes familias, y hoy es el Museo de Ambiente Histórico. Están también el Palacio de Gobierno y la catedral, cuyo origen se remonta al siglo XVI, aunque fue reconstruida en numerosas ocasiones debido a terremotos, huracanes y ataques de corsarios y piratas. Su imagen ecléctica actual se debe a la remodelación realizada entre 1916 y 1922 por Carlos Segrera, arquitecto fundamental de Santiago, pues a él se deben el hotel Casa Granda, el Museo Bacardí y muchos edificios que son seña de identidad de la ciudad.




Un coche frente a la sala de conciertos Dolores, en una antigua iglesia de la plaza homónima, en Santiago de Cuba.ampliar foto
Un coche frente a la sala de conciertos Dolores, en una antigua iglesia de la plaza homónima, en Santiago de Cuba. 


En el Parque Céspedes, o en el Balcón de Velázquez, o en el café La Isabelica, en una esquina de la plaza de Dolores, uno puede conocer a personajes como Juan Manuel Villy Carbonell, apodado El Benny porque canta como Benny Moré y puso su voz en una película sobre el famoso artista cubano. El Benny se define como “un bohemio desde los ocho años, porque así es Santiago”, y pasea por las calles vestido como El Bárbaro del Ritmo pese al calor sofocante. Solo o con su guía uno puede perderse por el sistema de plazas y plazuelas del centro histórico. Cada una tiene su personalidad, como la plaza de Marte, desde el siglo XVII el espacio para los ejercicios de las tropas españolas, entonces denominado Campo de Marte. Siguiendo las calles de Aguilera y Enramadas, uno puede descubrir callejones embrujadores como el del Carmen —hoy un mercadillo de artesanía—, doblar por Heredia hacia las señoriales casonas que albergan los curiosos Museo El Carnaval y Museo del Ron, o llegar a las famosas escaleras de Padre Pico, coronadas por el Museo de la Lucha Clandestina, o bajar hasta la fantástica alameda Michaelsen, donde se abre la ciudad a la bahía, con su reloj y su zona industrial.




Patio de la Casa de Velázquez, hoy el Museo de Ambiente Histórico, en Santiago de Cuba.ampliar foto
Patio de la Casa de Velázquez, hoy el Museo de Ambiente Histórico, en Santiago de Cuba. 


Santiago es mucho Santiago. Puedes escuchar por la noche, en La Casa de la Trova o en La Pachanga, al Septeto Santiaguero. O viajar junto a la costa por la preciosa carretera de Mar Verde hasta los restos del Almirante Oquendo, con su torreta y cañones saliendo del mar en la playa de Juan González, lugar donde fue hundido el crucero acorazado durante la batalla naval entre la escuadra de Cervera y la Armada estadounidense en 1898. En Santiago puedes visitar la Loma de San Juan, escenario de uno de los más cruentos combates de aquella guerra; entrar al cuartel Moncada, donde comenzó la revolución de Fidel Castro; subir a la Gran Piedra y ver los cafetales. Perderte en el parque Baconao, declarado reserva de la biosfera; entrar en trance al escuchar un ensayo de la Steel Band de Hermes en El Cobre, y visitar antes el santuario dedicado a la Virgen de la Caridad. Santiago, ya se sabe, es el Caribe. Fuego. Mezcla. Piel. Autenticidad.




GUÍAS ESPECIALES


Tan poderosa es la personalidad de Santiago y tan conectada está con el calor y el modo de ser de los santiagueros, que basta con dejarse llevar por ellos para entrarle a la ciudad y descubrir sus secretos. Lo ha sabido ver Meliá, la principal cadena extranjera que opera en la isla, que administra el hotel Meliá Santiago, de cinco estrellas. Bajo el nombre de “Un destino, una historia”, su propuesta consiste en mostrar Santiago a través de algunos de sus personajes y protagonistas, incluyendo al Conservador de la Ciudad, Omar López, que explica a los viajeros como la última de las siete villas cubanas fundadas por los conquistadores españoles en la segunda década del siglo XVI es un gran anfiteatro natural, donde no hay una sola calle horizontal y en la que paisaje y urbanismo están plenamente integrados y (enlazar con su video). O de Alfredo Vaillant, integrante de la Steel band del El Cobre, que a la vez es artesano y vende a los peregrinos virgencitas de la Caridad talladas por él en madera (enlace a video El sonido del Cobre). Esta también Miriam Reyes, costurera autodidacta de una de las comparsas del Carnaval, que cuenta que “el que no arrolla con una conga no es santiaguero”. Dice Miriam que cuando aparece por una esquina la conga de Los Hoyos o cualquier otra, “aunque estén dentro de su casa ves a las personas mayores, de ochenta años o más, moviéndose sin parar” (enlazar con su video Los colores del carnaval. ) Lo dice y es verdad. Así es Santiago.



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jueves, 20 de diciembre de 2018

Reflexiones Del deporte Cubano 2018.


Encuentro, ideas y debates por el deporte cubano encontro a una de sus mas afamadas deportistas y miembro del consejode estados un debate de gran escaño; El debate era provocador y con muchas vivencias e ideas conectadas. Las Escuelas de Iniciación Deportiva (EIDE), inauguradas por el líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz, eran fiscalizadas una vez más por el Parlamento Cubano y quien mejor que la camagüeyana, actual comisionada de atletismo y voz autorizada por su ejemplo, para darnos claves imprescindibles. Así lo dijo, así lo soltó. Y hoy lo compartimos para irradiar pensamiento y acción.
“Les voy a decir que si realmente queremos salvar nuestro deporte tenemos que poner todos los pies en la tierra. Hay muchas Eide, quizás no todas, que hace muy poco fueron reparadas. Es decir, que parte del dinero del presupuesto del país y del Inder por varios años se pusieron en esas escuelas para reconstruirlas.
“Pero los que estaban al frente de esas construcciones no les interesó que quizás no ponían la puerta de buena calidad cuando era la que tocaba; no les interesó que quizás estaban cerrando un pasillo que no hacía falta cerrar. Y se hicieron cosas nuevas, como en Camagüey, una de las últimas arregladas. Sin embargo, hoy puede llegar un padre y decir: que mala está la Eide.
“¿Y qué pasa entonces? Lo que pasa es que si su casa usted la construye y no la limpia todos los días parece vieja y mala. Lo que pasa es que si a su casa usted no es capaz de ponerle con sus medios algo bello siempre lucirá fea. ¿Acaso se nos olvidó a todos las clases de Educación Laboral cuando nos enseñaron a hacer alfombristas de telita para embellecer?
“Perdónenme si me extiendo, pero quiero decir y reflexionar en este tema con argumentos y vivencias personales. La mayoría del deporte que se ha hecho en Cuba es de pobre, porque Fidel hizo la Revolución e ideó el deporte para nosotros los pobres. Y entre esas estoy yo. Mis padres me enseñaron, en medio del período especial, que el plátano fongo era uno y había que comérselo. Si llegaba temprano y me lo comía no habría para por la noche. Y así entrenaba dos secciones diarias.
“Mis padres también me enseñaron que la forma más fácil no era buscarse a un extranjero para salir adelante como se usaba en esa época. Por el contrario, lo que encontré fueron unos entrenadores, que sin alcanzarles el salario (en aquel tiempo eran 150 o 200 pesos) les prometieron a mi mamá que me iban a coger de la mano todos los días para llevarme a practicar deportes porque veían algún talento en mí.
“¿Por qué digo esto? Porque hoy nos quejamos más que antes, aunque el deporte cubano, en sentido general, goza ahora con cosas que nunca soñábamos tener quienes empezamos a practicarlo hace 40, 30 o 20 años atrás.
“El atletismo tiene, por ejemplo, un gimnasio de primer mundo, sin embargo, el año pasado no tuvimos pista. Y no nos paramos a decir en ningún lugar que por no tener pista renunciábamos al compromiso de ganar 15 medallas en Barranquilla. Lo mantuvimos porque seríamos muy mal agradecidos si no luchábamos y buscábamos alternativas como hicimos. Nos estaban construyendo las dos pistas (ya terminó una y pronto estará la otra) y al menos yo aprendí desde niña un principio básico: para tener la casa linda primero se tiene que llenar de polvo. Así nos pasó a nosotros.
“Y vuelvo a la EIDE porque todo se concatena. No tenemos sentido de pertenencia en muchas de ellas. Así de sencillo. Después de haber recorrido todas las EIDE, donde más aprecié el sentido patriótico y del momento histórico que estamos viviendo fue en Guantánamo, Santiago de Cuba y Granma.
“En esta última no hay ni pista de atletismo y encontramos los mejores resultados de todas las visitadas. Hay que ver allí el sentido de pertenencia. Y le faltan balas, jabalinas, implementos, muchas cosas, pero en el atletismo lo principal es tener deseos de correr, de gastar energía, de tener talento.
“Si usted quiere involucrar a los padres, lo cual es muy necesario en estas escuelas, no lo haga diciendo que compre el kimono por fuera a 150 CUC, porque para enseñar judo solo hace falta un púlover dispuesto a que se rompa para aprender las técnicas. Y cuando te las aprendas, entonces vendrá el kimono. Esa es la EIDE.
“Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. El deporte que tiene el mundo no sirve. Pueden decirlo por ahí, que lo dice Yipsi. Y si nosotros seguimos con tanta protestadera sin hacer nada, sin acciones, sin generar cambios, vamos a tener el deporte que quiere el mundo que tenga Cuba. Y al menos yo no lo voy a permitir.
“Hace poco le decía a un atleta que tenemos en la selección nacional de atletismo. Sí, el manager internacional apareció ahora, pero no se te puede olvidar nunca quién fue el que le tocó la puerta a tu mamá y le dijo: dámelo que tiene talento y te lo voy a llevar al Porvenir, ese que se veía lejos en ese momento. Así descalzo, sin tener nada quizás.  No se puede olvidar nunca quién fue el que se comprometió en llevarte todos los días hasta lo que eres hoy, con agua de azúcar al principio y con mil trabajos, pero confiando siempre en ti.
“Todos los campeones que usted ve por ahí es uno. Usain Bolt es uno. Rafael Nadal es uno. Messi es uno. Le dan millones pero a uno, mientras en Cuba se reparten los millones entre millones de niños, adolescentes y deportistas.
“Ahora está ocurriendo otro fenómeno en las EIDE. Si tu papá tiene posibilidades económicas, perfecto, eso no es malo, porque hay que atemperarse a los nuevos tiempos. Pero en las escuelas deportivas todos los estudiantes tienen que ser iguales, tener las mismas oportunidades y que prevalezca el talento, no el dinero. Esa es una de las ganancias de la Revolución, de Fidel, y siento que a veces la estamos perdiendo por un egoísmo e individualismo que está creciendo.
“Cuando yo llegué en una reciente visita a la EIDE de La Habana me enamoré de esa escuela. Y quizás es hoy la que más problemas tiene. Y luego me disgusté mucho cuando me dijeron que no cogiera tanta lucha en la EIDE que inauguró el Comandante con un discurso que trazó pautas para el desarrollo del deporte cubano.
“La pista de arcilla más linda y mejor para correr la tenía esa EIDE. Y hace nueve años no se le hace nada. Y me pregunto: ¿Qué pasa con los trabajos voluntarios? ¿Qué pasa con esas jornadas en que llevábamos a nuestros hijos y terminaba hasta con música? ¿Se murieron? Cuba nunca ha tenido grandes presupuestos, pero este país es de nosotros porque Fidel y todos lo que lucharon con él decidieron desde 1959 que éramos soberanos y dueños de nuestro destino.
“Y como es de nosotros, hicimos una Cuba diferente. Entonces, si ahora tenemos más presupuesto que antes por qué no nos alcanza. Me dijeron: es que lo que me dan solo me da para chapear tantas hectáreas. Pero ahí vienen las ideas nuevas y generar. ¿Qué impide que los jardines se chapeen por deportes (hoy los de atletismo, mañana los baloncestistas, pasado los voleibolistas y así sucesivamente) y con el dinero ahorrado puedo remover la pista de arcilla y recuperarla?
“Discúlpenme que me robé un poco más de tiempo. ¿Saben cuál es provincia que más tributa en la pértiga? Guantánamo y Holguín. Y no tienen pértigas, pero van a un río, donde hay una cosa que sirve para deslizarse, y ahí aprenden la técnica. Eso demuestra lo que les venía diciendo: el deporte es de pobre y cuando se quiere se puede.
“El deporte de Cuba no se parece al que se hace en el mundo. Y si algún día nos parecemos vamos a perder. Porque el deporte aquí se hizo también para tener menos niños ociosos en las calles, para tener menos delincuentes, para formar y complementar los valores en niños y adolescentes. El deporte tiene el honor de formar a quien se nos puede perder, porque se aprende de compañerismo, unidad, solidaridad y encima de eso puede salir o terminar su carrera deportiva siendo técnico medio, licenciado, máster o doctor. Y puede retribuirles así a la Revolución lo que ella hizo por ti.
“Hoy tenemos deportistas millonarios, pero ese deportista se hizo gracias a ese profesor técnico medio que un día lo sacó de la casa para practicar deporte. Y a veces hay atletas mal agradecidos, a pesar de que los premios metálicos que hoy se ganan en un evento internacional todo es para él y un por ciento menor para su entrenador. El país no coge nada. ¿Acaso un buen hijo no debía tributarle algo a la Patria que lo formó?
“Ustedes saben por qué los niños no entran a las EIDE como antes. Porque los agradecidos, los que vivimos o salimos de las lomas, no se buscan hoy como se hacía en el pasado. Y cuando uno le dice vayan a esos lugares te dicen: no hay carros. Pero es que antes los profesores, los entrenadores, se montaban en un tractor o en un mulo e iban a buscar atletas allí donde todavía se desayuna un pedazo de yuca o se corre descalzo; donde no se conocen las marcas Puma o Nike y tener un par de tenis, cualquier que sea, es la gloria.
“Por supuesto, quiero que luego ese talento se ponga Puma si se lo gana, que tengamos la última tecnología para mejorar su entrenamiento y que mejoren todas las condiciones de vida desde las EIDE. Pero hay que entender primero que para llegar al equipo nacional hay que esforzarse mucho, mucho. Insisto, hay que salvar el deporte cubano desde este inicio, desde las EIDE. Todos, diputados, INDER, familia, sociedad, todos. Eso nos lo enseñó Fidel”.



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